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LUN, MAY 03, 2021 | Autor: Leonardo Gómez Ponce - Observatorio de Gasto Público de Fundación Ciudadanía y Desarrollo

¿Qué presidente de la República endeudó más al Ecuador?

¿Qué presidente de la República endeudó más al Ecuador?

Fueron dos los mandatarios ecuatorianos los que duplicaron y triplicaron gradualmente la deuda pública hasta incrementarla en niveles similares a la deuda registrada en los primeros años de dolarización en Ecuador.

INTRODUCCIÓN

Ecuador adoptó el dólar como moneda oficial el 9 de enero de 2000, de la mano del entonces presidente Jamil Mahuad. Pese a las críticas que aun pesan sobre esta decisión, a partir de ese momento los registros históricos de la deuda pública evidencian un drástico y progresivo descenso, al menos hasta 2014.

En 1990, con el Sucre como moneda oficial, la deuda pública se estimó en un equivalente en dólares de USD 12.325 millones, lo que representaba una deuda del 119% con relación al PIB. La década de los 90 se caracterizó por varios momentos de inestabilidad económica cuyo corolario fue la gran crisis financiera de finales de siglo. En 1999 el PIB de Ecuador cayó en 6,3%.

El comportamiento del PIB ecuatoriano es sumamente volátil y cualquier shock interno o externo puede impactar directamente en su crecimiento. En la década de los noventa, ocurrieron varias crisis económicas que dieron un coletazo a Ecuador: México y Venezuela en 1994, la crisis asiática en 1997 y Rusia en 1998.

En México, por ejemplo, estalló una crisis con repercusiones mundiales (a la que llamaron Efecto Tequila) originadas por la incapacidad del gobierno de aquel entonces para cumplir con sus obligaciones externas. Esta causó un encarecimiento del financiamiento externo para las economías emergentes.

El mismo año en Venezuela se presentó una crisis en la que desaparecieron varias entidades financieras emblemáticas. Para evitar un colapso mayor en la economía de ese país el Gobierno asumió parte de las deudas de los bancos con problemas, equivalentes al 11.7% del PIB venezolano, y los nacionalizó. Las crisis bancarias se generalizaron esa década. Bolivia y Brasil, en 1994; Argentina y Paraguay, en 1995; Ecuador, 1998; y, Colombia, en 1999.

Otro ejemplo fue la crisis asiática de 1997, que comenzó con la devaluación de la moneda en Tailandia, afectando a otros países como Malasia, Indonesia y Filipinas, que también tuvieron que devaluar su moneda, al igual que Taiwán, Hong Kong y Corea del Sur. Esto afectó a las exportaciones petroleras de Ecuador que cayeron ese año en un 11%. Luego vino la crisis rusa, en agosto de 1998, agravada por la caída mundial de los precios de los commodities que, a su vez, afectaron a países que dependen de la venta de materias primas como Ecuador.

La deuda de los 90’s y sus presidentes

El crecimiento promedio del PIB en el período pre dolarización fue menor que el del período de dolarización. Así, entre los años 1990-1999 el crecimiento del producto fue de 1.8% mientras que en la década siguiente fue de 4.4%. La volatilidad económica fue de la mano de una fuerte temporada de inestabilidad política. En una década, Ecuador participó de dos elecciones presidenciales, pero tuvo seis presidentes, apenas dos electos en las urnas.

Primero fueron Rodrigo Borja, por la Izquierda Democrática (ID), en el período 1988 - 1992; después fue Sixto Durán-Ballén, por el Partido Unidad Republicana, de 1992 a 1996. Ellos fueron los últimos presidentes que terminaron su período de gobierno.

A Sixto le sucedió en el cargo Abdalá Bucaram Ortiz, por el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). Duró poco tiempo. Asumió el cargo el 10 de agosto de 1996, con una deuda pública del 66% del PIB, y fue derrocado en medio de una serie de manifestaciones. Bucaram dejó la Presidencia apenas seis meses después, el 6 de febrero de 1997, ese año cerró con una deuda equivalente al 60% del PIB y le siguió una década de inestabilidad política en donde ningún presidente fue electo en las urnas o terminó su período.

A Bucaram lo sucedió temporalmente su vicepresidenta, Rosalía Arteaga, del Movimiento MIRA. El encargo le duró menos de tres días, pues el Congreso Nacional designó a Fabián Alarcón como presidente interino. Alarcón dejó Carondelet al año siguiente, el 10 de agosto de 1998. Los ecuatorianos volvieron a las urnas y Jamil Mahuad fue electo Presidente de la República, en medio de una crisis financiera mundial que impactó en las exportaciones petroleras ecuatorianas, con un desplome del precio de crudo a USD 7 por barril.

La situación agravó por los efectos del fenómeno de El Niño que causó la destrucción de carreteras y cultivos, dejando pérdidas por USD 4.000 millones por. Así, 1998 cerró con la deuda pública del 67% del PIB, pero los efectos más drásticos en la economía se hicieron sentir meses después.

El 8 de marzo de 1999, un año después de ser electo, el presidente Mahuad declaró un feriado bancario. Las cuentas bancarias se congelaron por un plazo de 24 horas para evitar el retiro masivo de dinero en los bancos y evadir también la quiebra de las entidades financieras que, de todos modos, cerraron sus puertas.

Uno de los detonantes de la quiebra masiva de entidades financieras fue la Ley General de Instituciones Financieras, que permitió a los bancos otorgar préstamos a sus propios accionistas y al Banco Central del Ecuador que otorgue préstamos a los bancos con problemas de liquidez.

Con una severa crisis económica a cuestas, 18 bancos quebrados, el descalabro del sistema financiero ecuatoriano y los altos niveles de desempleo que obligaron a miles de ecuatorianos a migran en busca de oportunidades, 1999 cerró con una deuda pública de 99% del PIB.




La deuda pública en la dolarización

El 9 de enero del año 2000 Ecuador enterró al Sucre como moneda oficial - usada por 116 años - para asumir un sistema dolarizado. A partir de ese año la deuda comenzó a estabilizarse, el PIB aumentó progresivamente y la relación porcentual entre ambos indicadores comenzó a descender. En los siete años siguientes, Ecuador pasó de tener una deuda anual promedio equivalente al 86.3% PIB, a una deuda del 27.2%. (Ver gráficos)

Pero los problemas económicos pasaron una nueva factura al presidente de turno. Mahuad fue derrocado el 21 de enero de ese año y fue sucedido por Gustavo Noboa Bejarano por el resto de ese período presidencial, hasta enero de 2003. Ese año la deuda bajó hasta el 51% del PIB. Luego fue electo Lucio Gutiérrez por el Partido Sociedad Patriótica, quien tampoco terminó su mandato. Gutiérrez fue derrocado el 20 de abril de 2005 luego de varios días de protesta y en su lugar asumió el cargo Alfredo Palacio, hasta enero de 2007.




CORREA Y MORENO, LOS PRESIDENTES QUE MÁS ENDEUDARON AL PAÍS

La bonanza y herencia de Rafael Correa

La presidencia de Correa coincidió con una época de bonanza en Sudamérica, impulsada por el salto de los precios de las materias primas (2003-2013). Considerando que la economía sudamericana es fundamentalmente extractiva, los ingresos percibidos por el incremento de los precios del petróleo y otros minerales sustentó el desarrollo y consolidación de los sistemas bolivarianos.

Rafael Correa Delgado asumió la Presidencia de la República el 15 de enero de 2007, con un PIB de aproximadamente USD 45.503 millones. Para marzo de ese año la deuda fue del 29.9%, cifra que continuó disminuyendo hasta llegar al punto más bajo en 31 años, al cierre de febrero de 2010, con apenas un 17.8% del PIB.

El Gobierno de Correa se caracterizó por apostarle al gasto e inversión estatal como el motor de la economía. De los diez años de su permanencia en el Poder Ejecutivo destacan dos etapas bien marcadas: La primera, de 2007 a 2014, cuando la bonanza petrolera trajo un beneficio inusitado al país; y, la segunda, de 2014 a 2017, cuando la caída mundial de los precios del petróleo, la apreciación del dólar y una nula política de previsión y ahorro por parte del Estado, impactaron en la economía ecuatoriana y en el modelo económico adoptado.

Embanderados con el discurso de la soberanía y un proyecto de cambio de matriz productiva, se impulsó la construcción de infraestructuras en sectores estratégicos y se crearon nuevos ministerios y secretarías de Estado que, a su vez, requirieron de un gasto mayor en sueldos y salarios del sector público.

La bonanza económica se reflejó en el crecimiento del PIB, la reducción de la deuda externa y niveles de deuda interna relativamente estables entre 2007 y el tercer trimestre de 2011. La construcción de obras y el aparataje estatal requerían financiamiento y se buscó apoyo externo, acelerando así el crecimiento de la deuda interna y externa a partir del cuarto trimestre de 2011 y 2012, en adelante. (Ver gráficos)




El PIB ecuatoriano se duplicó en siete años, ya en 2014 sumó USD 101.094 millones, impulsados por las exportaciones petroleras. Los ingresos aumentaron, pero también el gasto público. El Gobierno confió en los ingresos por la venta de crudo, pese a su proyecto de un cambio en la matriz productiva. Sin una política de ahorro para casos de emergencia, apostarle a una variable tan volátil como lo es el precio del barril de crudo fue un error.

El crecimiento del gasto público también aumentó el déficit, que llegó al 7% en 2015 y 2016. El PIB bajó a USD 96.218 millones, Ecuador empezó a pre vender el petróleo, a colocar bonos soberanos en el mercado internacional a tasas de interés en torno al 10% y a utilizar al Banco Central como prestamista del gobierno.



Las cuentas maquilladas de 2017

Como antecedente. El 2016 fue un año complejo para la economía ecuatoriana que se desplomó en varios sectores; en todos, menos en el informe de las Cuentas Nacionales elaborado por el Banco Central del Ecuador, que cerró ese año con un balance positivo y afirmando que existían signos de recuperación, que incluso podían trascender en una etapa de expansión.

El informe que el BCE presentó a inicio de abril de 2017, mostraba un crecimiento de 1,7% del PIB al cierre del cuarto trimestre de 2016, respecto del tercer trimestre. También era 1.5% mayor comparado al cuarto trimestre de 2015. Eso en términos trimestrales, pero analizando las cifras anuales los resultados mostraban otra cosa: en 2016 las exportaciones cayeron 0.3%; las importaciones, 6.4%; y el PIB, 1.5%. Los índices de consumo también cayeron en 2016 con -1.9% los hogares y -3.3% por parte del Gobierno.

Ese año, Ecuador registró una desaceleración de -1.5% a precios constantes, equivalente a USD 69.321 millones. La Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF) mostró una leve recuperación del 0.9% en el cuarto trimestre de 2016, en comparación al trimestre anterior; pero cayó un 3% en relación al cuarto trimestre de 2015. Asimismo, en el promedio anual este ítem cayó 8%.

En estas condiciones, a las puertas de un cambio de Gobierno en 2017, el Ministerio de Finanzas, optó por eliminar rubros considerables de la deuda interna para disfrazar los niveles de endeudamiento.

Los créditos del BCE al Gobierno no fueron registrados en la deuda pública, tampoco las deudas con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) o con los gobiernos autónomos descentralizados. El último año de Rafael Correa en el poder incluso se eliminó de los archivos del Ministerio de Finanzas todo registro concerniente a la deuda pública agregada, dejando solo la consolidada.

La diferencia: en la deuda agregada se incluyen todas las obligaciones adquiridas y pendientes del Gobierno, mientras que en la deuda consolidada se excluyen las obligaciones con entidades del sector público como, por ejemplo, el Banco Central, el IESS o los gobiernos autónomos.

La deuda consolidada se convirtió en un mecanismo para ocultar la deuda pública. Así, de diciembre 2016 a enero 2017, la deuda interna pasó de USD 12.457 millones a USD 1.121 millones. Dicho de otra forma, de un mes al siguiente, desaparecieron USD 11.336 millones de la deuda interna ecuatoriana.

Con esto, Rafael Correa presentó su informe final a la Nación asegurando que la deuda pública ascendía a 27.3% del PIB, cuando en realidad superaba el techo legal del 40%. Todo el 2017, con Patricio Rivera Yánez y Carlos De la Torre Muñoz a la cabeza del Ministerio de Finanzas, las cifras de deuda interna fueron maquilladas. (Ver gráficos)




La mesa servida que heredó Lenín Moreno y la que deja

El expresidente Rafael Correa, aseguró que dejó "la mesa servida”, pero pocas semanas después de asumir la Presidencia, Lenín Moreno refutó las declaraciones del mandatario saliente. “No solo no quedó la mesa servida, sino que se fueron llevando hasta la mesa. Dejaron prácticamente saqueado al país; además dejaron 650 obras inconclusas con corrupción, con sobreprecios que rebasaban la Constitución y las normas económicas", aseguró y este mismo discurso lo mantuvo hasta el final de su Gobierno.

Moreno asumió el mando con un PIB de USD 100.472 millones y una deuda pública agregada equivalente al 41.7% de esa cifra (USD 41.893 millones). De inmediato anunció medidas de austeridad que incluyeron la venta de activos del Estado y un agresivo recorte en el sector público, que comenzó con el cierre de los seis ministerios coordinadores creados por su antecesor, junto con otras instituciones como la Secretaría del Buen Vivir y programas como la Estrategia de Prevención del Embarazo Adolescente (Enipla).

El objetivo en 2018 fue reducir 20 de 40 instituciones, pero el plan demoró más de lo previsto en casos como la eliminación de la Secretaría Técnica del Comité de Límites Internos y la fusión entre el Ministerio del Ambiente y la Secretaría del Agua.

La deuda siguió escalando. En mayo de 2008 subió a 44% del PIB; un año después, al 51.2%. Se puso en liquidación los Centros de Entrenamiento para el Alto Rendimiento (CEAR), Correos del Ecuador, Ferrocarriles del Ecuador, Ecuador Estratégico, Medios Públicos de Comunicación del Ecuador, la Unidad Nacional de Almacenamiento, TAME y Siembra (antes Yachay EP). La fusión de las empresas públicas Petroamazonas y Petroecuador ya en marcha, no se concretó sino hasta 2021.

Al tercer año de gobierno, Moreno llegó con 17 ministerios, 12 secretarías, 14 institutos, 12 servicios, diez agencias y centros.

El 2020 fue un año particularmente complejo por la crisis sanitaria mundial causada por pandemia del COVID-19. El PIB cayó de USD 108.108 millones a USD 96.677 millones y la deuda pública pasó de USD 57.317 millones, en diciembre de 2019, a USD 63.164 millones, al cierre de 2021, lo que equivale a un 65.3% del PIB. Esta cifra es la más alta en 20 años, desde el primer año de Dolarización.



CONCLUSIONES

Para ser justos y precisos en cuanto a las cifras, el equipo del Observatorio de Gasto Público revisó las cifras de endeudamiento interno y externo de cada Presidente ecuatoriano, desde el inicio de su gestión hasta el final de la misma. Con la información recabada se realizó un análisis comparativo, únicamente de puntos de crecimiento o caída de la deuda pública con relación al PIB, al inicio y final de cada gobierno. Con base en este ejercicio de big data, se pudo evaluar qué presidente endeudó más al país, independientemente de los factores coyunturales de la economía nacional.

Entre los resultados que más destacan de este análisis se evidenció que si bien la crisis financiera de la década de 1990 produjo un descalabro de la economía que culminó con el feriado bancario de 1998, a partir de la Dolarización se registró un crecimiento del PIB, y la reducción de la deuda en relación al PIB.

La década de los 90 se caracterizó por varios momentos de inestabilidad económica cuyo corolario fue la gran crisis financiera de finales de siglo. Esto hizo que en el año 1999 el PIB del Ecuador decrezca en 6.3%. Bajo este escenario de crisis y como medida de salvación para mantenerse en el poder, Jamil Mahuad, en ese entonces Presidente de la República del Ecuador, decidió implementar el sistema de dolarización en enero del año 2000.

El presidente Jamil Mahuad asumió la Presidencia con una crisis económica avanzada, con una deuda del 67.2% que en un año aumentó al 86.3%; sin embargo, a partir de la Dolarización, desde la deuda comenzó una reducción progresiva. Esto se evidenció al primer año de dolarización con una caída 19.7 puntos porcentuales en la deuda.

A partir del año 2000, la deuda pública aumentó en cifras reales, al igual que el PIB. Y es por esto que su relación porcentual fue cada vez menor, hasta llegar a su punto más bajo en febrero de 2010, con una deuda del 17.8%.

A partir de esa fecha, ya en el Gobierno de Rafael Correa, la deuda comienza a crecer de forma progresiva y, a partir de 2014 creció a un ritmo acelerado, dejando una deuda del 41.7% en mayo de 2017. Moreno, por su parte, no desaceleró el crecimiento de la deuda pública, y aumentó más de 20 puntos porcentuales a la deuda pública al final de su mandato.


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